Si yo pudiera entrar en tu mente, y realmente saber lo que piensas, en esos
momentos de silencio y distracción. Puede ser, que entonces, pudiera al
fin entenderte.
Eres una incógnita, querida amada, y eso me llena de temor .Desconozco si
me amas, nunca lo has dicho, y tengo miedo, mucho miedo, que un día me
dejes, sin una buena razón.
Lo que comenzó, entre nosotros, como un aventura más, hoy eres el aire, que
da vida a mis días, la luz que auyenta las sombras, que poblaba mis noches,
de soledad y terror. Eres, para mi, como el lazarillo para el ciego, que lo cuida,
lo protege, para no caer en la perdición...
Noche tras noche, me duermo, rogando que al despertarme te encuentre a mi
lado. Y pienso que haría si una mañana te vas, como viniste, sin saber nada
de ti.
Una nueva noche a llegado, una nueva noche para rogar, para pedir e implorar,
que estés a mi lado. Abro los ojos, la cama vacía, en tu almohada quedó el aroma de tu partida...
Nuevamente soy un ciego sin lazarillo. Cierro muy fuerte mis ojos, no quiero verme, en el espejo de la soledad, del recuerdo quebrado, en la maldad de
los pensamientos, que nace del desamor.
Hace tiempo que ocurrió, yo sigo con los ojos cerrados, el no ver me da la
ilusión que estás a mi lado, esperando que yo abra los ojos y te diga:
! Buenos días, amor !
No hay comentarios:
Publicar un comentario