¡Puedes tu creer!
Mira a esa gitana, mira como baila, mira el arte que dibuja
con su
cuerpo al son de la música que ella lleva en su interior.
Sus píes,
sobre el tablado, crean figuras que su cintura y hombros
dejan ver.
Mientras sus amigos los gitanos, con palmas y panderetas, le
dan
vida a la guitarra formando un coro con sus castañuelas
hasta que
te eriza la piel, como algo fantasmal.
¡Están de fiesta y la fiesta comenzó!
Sin tener en cuenta el ayer, que ya pasó, y sin pensar en el
mañana, que
aún no llegó, los gitanos alrededor de la hoguera festejan
con su fiesta
hasta la hora de ir a descansar. Alguien se arrima a la
fogata con un
tronco para hacerla revivir, a pesar que la algarabía aleja
el frió y se
convierte en el calor que en los cuerpos presentes se nota
en su piel.
¡Fiesta, fiesta y más fiesta!
La noche se está acercando, el fuego quemó los troncos, el
frío se está
siendo notar, es hora que cada uno en su carromato busque el
descanso
para el nuevo sol.
La guitarra en su estuche, sus cuerdas dejan de tocar, las
panderetas en
silencio, dejan de sonar, las castañuelas enmudecen sus
labios, hasta una
nueva fiesta que pronto lo será.
La fiesta ha terminado; espero la próxima mientras a toda
voz pregono:
¡Miren la fiesta, miren la fiesta, como esta, mientras haya
gitanos, otras
vendrán!
Mario Beer-Sheva
“Dicen que la felicidad es un instante, ¿pero acaso la vida
no es una suma
de instantes? José
Narosky.-
