**Infierno**
¿Tú crees en el infierno?
Tú crees que allí donde nadie nunca se atrevió…
En lo más profundo de la
tierra donde no existe el día o la noche donde
habita el maligno; entre
tinieblas y lenguas de fuego en medio de gritos
y dolores el demonio es
amo del averno.
¿Lo crees? ¡Pues si no lo
crees comienza a creer!
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Su sonrisa era la de un
ángel, sus ojos celestes como el mar en calma, sus
besos dulces como miel,
sus palabras mataban las dudas y su voz como
melodía de amor invitaban
a un corazón de fiesta y pasión.
Las doce campanadas
anunciaron la medianoche; hora de brujas y demonios
que vienen de lo más
profundo buscando sembrar el caos, la desdicha y el
dolor mientras alimentan
el miedo a lo desconocido.
Mi amada perdió el color
su pelo sedoso se transformó en espinas sus ojos
como fuego quemaban al
mirar y sus labios lujuriosos buscaban morder hasta
lastimar y la sangre beber.
Había venido del infierno
buscando su alimento habitual y buscando un amor
desdichado me conoció en
un baile de máscara con careta de querubín. Caí a
sus pies entregado a sus
poderes del que nadie habla y todos nos entregamos:
al poder del amor.
Conocerla fue como
conseguir llegar al horizonte; cumplir un sueño siempre
soñado. La felicidad
acompañaba mis días la escuchaba embelesado en sus ojos veía el orgullo de
haberme conquistado y yo placenteramente le entregué
mi corazón obnubilado por
las caricias de sus manos y el sabor de su piel.
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Anoche al dar las doce
campanadas se despidió con estas palabras: debo volver a mi hogar mi misión
está cumplida te he enamorado y de ahora en más
en las brujas creerás.
¡Y al infierno regresó!
Mario Beer-Sheva
“El mejor obsequio a un niño es regalarle felicidad” José
Narosky.-