viernes, 25 de septiembre de 2020

 

**Dos Corazones**

 

Que nadie lo sepa; que todos lo ignoren mantengamos el secreto de nuestro

dulce amor. Cuidemos nuestras miradas que pueden delatarnos, que nuestras

palabras guarden el silencio de nuestro terrible pecado de habernos hecho

caer en la vieja trampa que vive encerrada en un  arcón, desde que el mundo

es mundo y su misión es fabricar el amor.

Nos hemos enamorados a nuestra edad madura como dos chiquilines que

despiertan al amor por primera vez. Vernos y nuestros corazones que no saben

disimular, en su idioma de latidos, comenzaron a galopar descontrolados por la

sangre que bombeaba sin control.

Dos corazones y un solo pensamiento: vivir juntos la vida que nos resta vivir y

esperar con confianza y curiosidad nuestra actitud ante la vejez por llegar.

Son dos corazones o quizás al unirse se transformaron en uno al unísono sus

latidos con el mismo objetivo ,los mismos sentimientos, los mismos sueños, las

mismas realizaciones.

Nuestros corazones son fuertes no le temen a la vida ignoran los comentarios las críticas y el peligro al misterio de lo que vendrá. Sus corazones son amos de

sus actos aunque en algunos casos sus sentimientos anulan la razón.

Dos corazones; solo dos corazones mueven la humanidad. Solo dos corazones

es lo que necesitas para ser feliz.

¡Recuerda; dos corazones y tendrás el mundo a tus pies!

Mario Beer-Sheva

 

 

 

 

 

 

  

domingo, 20 de septiembre de 2020

 

 

**Un Hombre Común**

 

Tú me preguntas quien soy y yo te respondo: soy un hombre común.

Pero esa no es la verdad; la verdad lo sabe mi corazón, mis sentimientos,

mis noches que el sueño no llega, mi mente que solo ve tu rostro, mis

ojos que se pierden en tus ojos, mi piel que añora tus caricias, mi boca

que tiene sed de tus labios, mis amaneceres que esperan el milagro de

verte a mi lado, mi dolor al ver que no estás…

¡No, no soy un hombre común. Soy un hombre enamorado!

Acaso no sabes que el amor nos hace distintos. Que así como el ritmo de

nuestros corazones marcan otros tiempos, que nuestra sangre riega sin

detenerse, que nuestra carne tiembla por la emoción del encuentro, que

nuestra piel hierve por el deseo que despierta tu sercanía…

Soy un hombre común y esto me alegra porque mi forma de ser me permite

decir lo que pienso, lo que siento, sin tapujos sin miedo a la verdad…

Soy un hombre común que el blindaje de su corazón fue roto por la mujer

que amo; que eres tu.

¿Por haberme enamorado dejé de ser un hombre común?

¡No, no es así!

Por haberme enamorado de un hombre común pasé a ser un hombre con

fortuna gracias a la enredadera que forma el amor y abre sus sentimientos

para compartir su corazón.

¡Entiendes porque ser un hombre común me llena de felicidad!

Mario Beer-Sheva