lunes, 14 de diciembre de 2009

Señora



**Señora**

Señora, disculpe que la moleste, ocurre que no soy de éste barrio, pero estoy
enterado, que por aquí vive Pompeya.
No señora ,ella no me conoce, pero yo quiero hacerla mía. Le agradeceré si me
informa donde vive, por favor.
Quiero declararle mi amor y ofrecerme como siervo y fiel seguidor...
Es fácil reconocerla, es hermosa, con una mirada profunda, y una sonrisa que
invita al amor, sus labios, una tentación, su voz, todo un concierto. Ella dice que
es necesario que alguien nos presente, para iniciar una conversación.
Le ruego, le imploro, señora, si usted puede hacer algo, hágalo por favor.
Unos minutos más, le pido señora, comprendo que la he distraído de su trabajo
habitual, pero créame que no puedo vivir sin Pompeya, sin ella mi vida no tiene
razón. Sospecho, señora, que usted algo puede hacer, para bien de mi ser...
! Aquí estoy, señora, hincado a sus pies ! Y así me quedaré, como si fuera una
promesa, hasta tanto Pompeya me dé el sí, a la amistad y después al amor.

! Pompeya ! ! Pompeya ! ! Corre hija mía ! ! Aquí a mis pies, está el hombre que
tanto has rogado. ! Tus sueños se han cumplido, ve pronto por él.


No hay comentarios:

Publicar un comentario