viernes, 4 de diciembre de 2009

Compañía



**Compañía**

Entró al cementerio, se paró al pie de la tumba, en sus manos llevaba
un ramo de flores.
En un susurro recitó los versos de Bequer :
* ! Qué solos y tristes se quedan los muertos ! *
No lloró, sus ojos ya no tenían lágrimas, estaban secos como la tierra.
Miró la tumba, como reconociendo el lugar, y la tierra que la rodeaba.
Se inclinó, en un jarrón de hojalata, acomodó las flores.
Se inclinó un poco más, sus brazos abrazaron la tumba recién tapada.
Llevó un brazo a la cintura.
Sacó el arma...

El ruido espantó a pájaros y palomas.
El se fundió en la tierra que ya amaba.
Los pájaros y las palomas volvieron.
También el silencio.
! Las flores no estaban !

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