lunes, 8 de octubre de 2012

Condena Implacable

Me has condenado a la pena máxima, a la más cruel, al ostracismo a mi corazón enamorado; me has condenado al olvido, me has ordenado que crea que no has existido...
¿ Como puedo hacerlo ? Como fingir que lo nuestro fue un amor de un verano; si tu recuerdas, tan bien como yo, nuestros amores, que al sol y sucios de arena, nos revolcábamos como dos chiquilines desbordados de pasión. Y a la noche, con la luna de testigo, nos devorábamos a besos, mientras las estrellas tintinaban asombradas por ver tanto amor...
¡ No puedo olvidarte, no debo olvidarte, no quiero olvidarte !
Eres la sangre de mi cuerpo, el aire que respiro, el latido de mi corazón; no hables de olvido, no arruines los momentos, en que nuestros cuerpos unidos, nos jurábamos que ni la muerte podría separarnos...
¡Hablar de olvido, jurar que nunca nos conocimos, pensar que no hemos nacimos!
Son todas tontas ideas, que se te ocurren, por el hecho de haber condenado, a éste reo, a arrastrar toda su vida, las cadenas del olvido y negarle, como última voluntad, la panacea del recuerdo...
Mario Beer-Sheva
pensamientospoemas@gmail.com
"El dolor enseña. Pero olvidamos..." José Narosky.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario