jueves, 8 de abril de 2010

Bailando En La Luna


El abuelo, sentado en su hamaca preferida, bajo el alero del corredor del patio y esperando lo llamen a cenar, contempla la luna, que lo hace soñar y al sueño, los recuerdos, como el imán.
Las estrellas, curiosas ellas, escuchaban el sueño sin parpadear.
La vió en un baile, bajo la misma luna y la invitó a bailar. La tomó del codo y a la pista la llevó, su brazo en su cintura, la mano de ella tomó su mano y comenzaron a danzar.
Al poco tiempo, su brazo subio a su espalda y la mano de ella, sus dedos apretó, mientras, con su otra mano, su nuca cubrió. El joven, rápido y contento, desde la espalda, bajo su pelo, en su cuello descansó. Si hasta parecía que las estrellas apludian, estos movimientos que indicaban, que se estaba gestando, un nuevo amor.
¡ Que hermosos sueños que tiene el abuelo ! ¡ Y son sueños sin recuerdos, no de imaginación !
Generalmente, antes de la cena, vuelve a revivir, sus años jóvenes, cuando se encontraron, con
la única mujer que amó.
**¡ Abuelo, abuelo ! Te llaman a cenar. ¡ Abuelo, abuelo ! Despierta abuelo, ¿ porque no me
contestas ? Acaso no me escuchas, por tu rostro y la alegría de tus labios, veo que tu sueño te
encantó. ¡ Contéstame, abuelo y regresa, a la tierra, donde yo necesito recibir tu amor !
Te has ido para siempre, lo comprendo y estarás con la abuela, que tanto amaste. Volverán a
bailar, como lo hicieron la noche que se conocieron y que tantas veces de ella me hablaste.
La luna, nuevamente, los mirará y las estrellas, curiosas, aplaudirán.
Te extrañaré, abuelo, pero me alegra que te hayas ido, ya que ahora estarás con la mujer que
quisiste y como tu decias:
¡ Como vivir sin ella, ella fue la sangre que alimentaba mi corazón !
Te prometo, abuelo, que todas las noches de luna, de la tierra la miraré y puede ser que algún
día... ¡ Pueda verlos, bailar a los dos !**

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