Y cuida la noche; nada se le escapa, vigila las flores
dormir, guía
a los amantes trasnochados, sabe quien duerme y quien no
puede
dormir, junto con las estrellas recorre los barrios y
arrulla a los que
mañana tendrán que madrugar. Se fija en los que llegan
bebidos y
aquellos que cansados se acuestan a dormir, con el mayor de
su
silencio acompaña al que sufre de dolor y con su presencia
el que
goza de amor.
Es dueña del descanso o la pesadilla, es dueña de la noche,
de las
sombras, del misterio y pacientemente aguarda al amanecer.
Ella fue testigo de cuanto amé a aquella mujer, ella fue
testigo de
su profunda traición.
¡Ella fue testigo de verme llorar como un chico asustado y
como
un hombre avergonzado!
…………………………………………………………………………
El sol ya estaba en lo alto, me arrimé a su puerta, la
llamé, se acercó a
mi lado, mi mano fue a la cintura, se aferró a la daga…
¡La luna dormía, la luna no se enteró!
Mario Beer-Sheva
“Los que luchan buscando el bien ya lo han encontrado” José
Narosky.-
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