Llámame con tu voz, con tu pensamiento, con tu corazón y en
poco
tiempo a tu lado estaré. Y seré quien te acompañe en tus
desdichas,
quien te festeje tus triunfos, quien recoja tus lágrimas,
quien bese tus
labios, hasta calmar la sed. Seré tu pañuelo, tu abrigo, tu
manta, tu
escudo; porque sobre todas las cosas siempre seré tu amor…
¡Llámame y correré a tu lado!
Nunca pongas en dudas mis palabras y no creas que aunque
nuestro amor
murió en tu corazón en el mío vive como si hubiera sido
nuestro primer
encuentro…
¡Acudiré a tu socorro!
Fuiste carne de mi carne; cosa que no puedo olvidar, me
perteneciste y te
pertenecí son pactos que pueden distanciarse pero no
olvidarse. Hasta el
menor murmullo de tus labios estaré junto a ti…
¡Años que han pasado, pero tu eres parte de mi vida!
De mi vieja cabeza hay muchas cosas olvidadas; pero cuando
se trata de ti
mis recuerdos están tan frescos, que en mi cuerpo llevo el
perfume, el perfume
de tu cuerpo, la textura de tu piel y por mis venas corre la
misma sangre con
la cual te amé.
¡Llámame y te lo comprobaré!
Mario Beer-Sheva
“No nos ahogamos por falta de oxígeno, sino por falta de
capacidad en los
pulmones” Franz Kafka.-
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