domingo, 25 de diciembre de 2011

Una Confesión



Pompeya, mi fiel guitarra, te he venido a buscar, necesito de ti; vives tu vida

cerrada en un estuche y hoy quiero rescatarte y tomarte en mis brazos para poder contarte mis cosas y tu, en el silencio de tus cuerdas, escucharás con atención.

Tus cuerdas están templadas y tus bordonas bien despiertas; y así comienza mi confesión:

Tu sabes que mi corazón no me pertenece, es de una mujer que amo con mis ojos; ya que mi boca no se anima a hablar. La veo todas las mañanas, al ir a trabajar y ella, todas las mañanas, pasa a mi lado sin mirar mis ojos, que tanto le pueden decir, ni nota mi corazón que late apresurado, cuando

la ve venir.

Querida guitarra, amiga, hoy te daré una sorpresa, hoy no será necesario que tu triste lamento llene mis ojos de desesperación. Hoy podrás levantar,

un tono mayor, ya que hoy la vi y hoy me sonrió y hoy supe que es la dulce miel.

Fue una pequeña sonrisa, que antes no existía, un pequeño movimiento de su cabeza, como sigo de saludo; pero todo esto se reflejó en mi cara, que al

subir de mi alma la llenó de promesas y un futuro de amor.

Pompeya, querida guitarra, contigo quiero brindar, te estrecho en mis brazos, te recito poemas y alguna canción; además te prometo que pronto dejarás el estuche y pasarás a ser un adorno, en mi nido de amor.


**Guitarra,guitarra mía,yo me encargo de las lágrimas y tu de la canción**


Mario Beer-Sheva


" Somos personas maduras cuando el guardar un secreto nos causa mayor

satisfacción que divulgarlo " Anónimo.-

2 comentarios:

  1. Paso a saludarte con mis deseos de paz, amor y felicidad en estas fiestas navideñas.-

    Un abrazo:

    Antonio

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