viernes, 14 de enero de 2011

Quiero Verte Bailar


Gitana, de labios gruesos, tus ojos son bizcos y tu nariz achatada, muy grande tus orejas y de voz, mejor mo digo nada.
Gitana, de ti estoy enamorado, ya algunos amigos me dicen que nunca vieron tan mal gusto y les cuesta creer que sueño contigo, sin pesadillas y con un gran amor.
Gitana, hoy he venido a pedirte que seas mi mujer, quiero hablar con tu padre, para que me pueda creer. No hay ningún misterio, me enamoré de
tu baile, de tus ágiles taconeos, sobre la tabla, que hasta parece que hablaría, cuando bailas con el salero de tu raza. Tu cintura se mueve al ritmo, que marca el taconeo y tus brazos, como aspas de molino, siguen el ritmo de tus castañuelas, que en momentos, hablan de amor y en otros de fuego.
Gitana, mientras bailas me gusta ver tu pelo, como se enrieda en tu cuello y tu con un pequeño movimiento, de tus hombros, los pones en su sitios, listos para volver a tapar tu frente y tu con elegancia los haces bailar con la
música que te acompaña; lenta, algunas veces y otras, como tormenta, de
pasión y lujuria.
Gitana, quiero más a tu baile que a ti, debo reconocerlo; pero ven conmigo y has mi vida feliz, sólo tendrás que bailar, que bailar para mi.
Cuando tu pandereta golpea tus caderas, con el ritmo que tu le das, en mi
corazón se abre una puerta y es como entrar en un mundo mágico, con aroma a jazmin.
Gitana, deja que te lleve a mi carro y por las noches, yo apoyado en un árbol, te miraré, como tu, con tu cintura, cimbreas como el trigo en el trigal
mientras yo con aplusos, daré cuenta de tu final.
El arte viene de una belleza interior, que tu posees. ¿ Si no hay belleza interior, de que sirve la belleza ?
Mario Beer-Sheva

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