sábado, 8 de septiembre de 2012

Despedida De Un Cobarde


Me falta valor; sí, soy un cobarde no tengo las
agallas de decirte, lo que en esta carta leerás,
pensar que al mirar tus ojos grises, tan grises como el mar en un día
nublado, y confesarte que nuestro amor se hundió en una enorme ola
de un sueño , que sólo un sueño fue. Siento en mi cuerpo temblar por
lo cobarde que soy, ante tus ojos que temo afrontar.
Me cuesta escribirlo, pero debo hacerlo, sólo espero que me perdones,
no pretendo que me entiendas. Amores como el nuestro nacen muertos
y viven en agonía...
Querida Mía:
Me imagino tu rostro y el temblor de tus manos; cuando leas esta carta,
escrita con la mayor de las penas por el hombre que te ha querido y hoy
por los caprichos y misterios de la vida, debe abandonarte.
¿Que valor tienen las palabras para romper un corazón tierno, como el
tuyo y ciego como el mío? ¡Ningún valor, ningún derecho, no hay
explicación!
No te pido nada, poque nada me merezco; los dos sabíamos que este día podría llegar.
Hoy es el día, ya está aquí, debo abandonarte con mi corazón en llamas
y sólo me pregunto: ¿Porqué la vida permitió que nazca nuestro amor?
Algún día, en algún lugar, quizás nos volvamos a encontrar.
Recibe el beso más puro, el abrazo más fuerte y el perdón más sincero.
¡ Consúltalo con la vida; ella lo sabe pero no te lo dirá !
Mario Beer-Sheva
"Sabes que tus hijos empiezan a crecer cuando dejan de preguntarte de donde vienen y se niegan a decirte adónde van" Anónimo.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario