viernes, 6 de mayo de 2011

Excepción



¡ Oh mujer !

Mujer, cuéntame tus secretos, para que yo pueda entender, para que pueda comprender la fuerza de tu vida, esa fuerza que te da valor para existir.

Te veo con el crío en los brazos, acunándolo sin descanso, sin desfallecer, con tus ojos que alumbran alegría y tus labios con sonrisa de cristal, mientras vas y vienes con tu niño, cargando la ilusión de verlo crecer, mientras en un bajo murmullo le hablas, le

cuentas, le confiesas; cuanto lo quieres y lo que esperas de él.

¡ Oh mujer !

Y más tarde, cuando el niño, descansa y duerme, tu te entregas al amor, al que te hace feliz, al que te da el placer, de amar como ama una mujer.

Pero no pierdes la conciencia, estás atenta al menos quejido, de aquel que duerme en la cuna y te ha dado tanta felicidad, para correr rápidamente a su lado al menor suspiro, que tu oído de madre, no deja pasar.

¡ Oh mujer !

Que clase de sangre tienes, que eres amante tan fiel y en un instante, cuando tu crees, que tu retoño corre peligro, tu sangre hierve y te transformas en una hembra, primitiva, que antepones tu vida, a la seguridad de él. Y entonces te vuelves fiera y defiendes al pequeño, que siempre lo será, con dientes y uñas, con colmillos y garras y hasta tu vida

entregarás.

¡ Oh mujer !

Quisiera entender, de donde has sacado esa fuerza, esa valentía, ese carácter, ese modo de actuar. Te veo en tu nido, como si fuera un palacio, te veo en tu casa, como si fuera un castillo y tu en lo alto, de las

torres, con los cañones alerta, cuidando a tu cría, del posible invasor.

¡ Oh mujer; déjame venerarte, es lo único que puedo hacer por ti !

Mario Beer-Sheva



1 comentario:

  1. bellisimo homenaje nos haces magno poeta, esta asturiana te da infinitas gracias por concedernos el honor de ser testigos de tus bellisimas letras nacidas de un corazón bello y sensible de poeta, un besin muy grande .

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