viernes, 3 de diciembre de 2010

Tiempo y Amor


Con el comienzo del siglo, comenzó nuestro amor. Y antes que el siglo termine...
Nuestros cuerpos, apresurados y curiosos, descubrían, día a día, sensaciones, exploraban y encontrában, fantasías, que hoy era una realidad.
Con suspiros, risas sofocadas, promesas alumbradas, juramentos de por vida, nuestra pasión
enloquecida, nuestras bocas sedientas, nuestras manos inquietas, hacía que nuestros corazones, marchen más de prisa, como queriendo salir de
nuestros pechos y mostrar la locura, que llamábamos amor.
La luna y su manto de estrellas, fueron testigos, noche a noche, de nuestro amor desbordado, casi salvaje, que como una ofrenda dedicábamos a la
pálida luna, hasta hacerla sonrojar.
Y de día, en lo alto de la montaña, en lo profundo del valle, en la orilla del
mar; dejábamos, como un presente, nuestra huella, como testido, que
estuvimos ahí.
El tiempo fue pasando, como lo hace habitualmente, el siglo fue avanzando
y nuestra pasión, que fue el fuego de nuestro interior, se fue entibiando, hasta que el calor, tapado por la nieve, congeló nuestro interior y así murió.
¿ Como mantener vivo un amor, que fue locura, que fue pasión, que nos desbordó ?
Ese tipo de amor, junto con el tiempo que pasa, debe, lentamente, transformarce en respeto, entrega y amistad.
Si así no fuera. ¡ Lo tuyo no es amor !
El siglo será testigo, el tiempo me dará la razón...
Mario Beer-Sheva

1 comentario:

  1. cuanta razón llevas buen amigo todo amor apasionado con el tiempo se tiene que volver respeto, entrega y amistad, un besin de esta asturiana que desea que pases unes felices fiestes, muches gracies por compartir tan bello poema.

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