viernes, 10 de diciembre de 2010

Sol. Luna. Estrellas.


¡ Deja, ya lo verás ! ¡ El tiempo, que es testigo, lo dirá !
Cuando el sol se enfríe, la luna esconda su
cara y las estrellas apaguen sus luces, será el
momento que te deje de amar. El sol, la luna
y las estrellas darán cuenta de un fenómeno sin igual.
Y cuando tu, visites tu templo, cuéntale a tu Di-s, y ni el lo podrá creer.
Nuestro amor, querida mía, es inmortal. Es más fácil que los astros desaparezcan, antes que muera nuestro amor. Hay
amores que comienzan con la vida y terminan con la muerte, pero la huella que han dejado en la tierra, se mantiene como los añejos árboles, las milenarias rocas y montañas o el misterio de los mares.
Nuestro amor es como el mar, que arroja sus aguas en la playa y después,
a las pocas horas las viene a buscar. Y así se repite, día a día, año a año, siglo a siglo, una constante de no terminar.
Nuestro amor, nació con los primeros soles, las primeras lunas, las primeras, luces de las estrellas, que alumbraron la tierra y dieron forma al hombre, para que pudiera amar, como nosotros nos amamos.
El sol, la luna, las estrellas, deben saberlo, nuestro amor, igual que ellas,
nacieron con el mundo y con el mundo morirán.
¡ Deja, ya lo verás ! ¡ El tiempo, que es testigo, lo dirá !
Mario Beer-Sheva

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