lunes, 18 de octubre de 2010

Una Lección de Amor


Abrázala con los dos brazos, que las manos de ella estén apoyadas en tu pecho, nunca con el puño cerrado. Apriétala con suavidad, con ternura, búscale la boca y
bésala hasta tocar sus dientes. Bésala en los párpados,
suave y prolongado. Bésala en las sienes, pasando por la frente, besa su cuello, acaricia su nuca y en su oído, deposítale las palabras del presente, con imagen de futuro. Esquiva el pasado, el pasado no tiene importancia.
Tu voz será suave, como la pluma en el aire, tierna y clara. No dejes que hable ella
no tiene que decir nada.
Dile que la amas con pasión, dile que la amas con pasión y deleite, que sus besos tienen el gusto a la golosina más fina y por un beso de ella darías tu vida, sin cuestión.
No le pidas nada, sólo una sonrisa a tanto amor. Y júrale que sin ella no eres nada, que te ha robado el corazón. Que su presencia es el sostén de tu vida y sin corazón, morirás.
Es importante que sepas la diferencia en el llorar. Si llora bebe sus lágrimas, si el gusto, de ellas, son salobre, está llorando de dolor, si en cambio, su gusto es a miel, llora de alegría o de pasión.
Y entonces, podrás decir:
¡ Está todo bien !
Mario Beer-Sheva

1 comentario:

  1. Que linda lección mi querido amigo Mario, cuanta sabiduría hay en tus palabras. Un fuerte abrazo.

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