martes, 8 de junio de 2010

Vivir Con La Paz Del Amor


Pasas por mi vereda, camino al trabajo vas, te pido que no lo hagas,
que me haces sufrir. El sonido de tu voz, al saludarme, me estruja el
corazón, la sangre bombea con má fuerza y siento el dolor.
La sonrisa, que tus finos labios, me regalan, me hablan de traición y
debo ser muy cauto, para evitar las redes que tiras a mi alrededor.
Estás, muy acostumbrada, a seducir, ya que conoces todos los artes,
una artista como vos.
Deja de pasar por la puerta de mi casa, me gustas con locura, pero
sería un loco si me fijo, en tu cuerpo y me olvido quien eres.
Eres peligrosa, muy peligrosa, tengo referencias, de amigos y vecinos, a ti lo único que te interesa, es vivir del amor.
Reconozco, que me encantan tus labios, que se ven sedientos de besos, de tu cutis, que está
acostumbrado y hoy les faltan las caricias, para darle color a tu piel, tu cuerpo, es un poema de
amor, es el sueño de un enamorado, que prefiere la muerte, antes de dejarte partir.
Eres una muñeca, una muñeca de porcelana, que bajo el esmalte, hay cemento, fraguado,
dentro de tu corazón.
Mujer, te suplico, no quiero verte y tentarme, con tu belleza, sin par, sería capaz de una locura
y una vida para pagar.
Toma otro camino, cuando vas al trabajo y déjame, mis pesadillas ya las tengo, pero estoy
dispuesto a sufrirlas y no realizarlas.
¡ Mi mujer y yo somos amantes, amantes de la paz

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