martes, 1 de junio de 2010

Despedida Con Un Desconocido


Disculpe amigo, que he llamado a su puerta. Ocurre que me voy del pago, que me vio nacer y haber vivido, casi cuarenta años y hoy, al
irme, quiero despedirme y no tengo con quien.
Es por eso que he llamado a su puerta, para saludarlo, aunque no lo conozco y recibir un saludo, un buen viaje, una sonrisa amiga, puede ser, estrechar su mano, o quizás un abrazo, que justifique los años, que en este pueblo pasé.
No puedo quejarme, nunca me faltó el trabajo, siempre fui bien remunerado, soy buen trabajador, no tengo ningún prontuario,
siempre dentro de la ley, alguna redada por taba, pero eso es un delito menor, no dejé ninguna cuenta pendiente y estoy al día con la pensión.
Reconozco, algunos entreveros, casadas o solteras, depende la ocasión. ¡ Pero bueno ! El
hombre, hay veces, que necesita distracción.
Sólo me queda una falta, que quiero dejar en la región, me he enamorado de una mujer, que
sabiendo que era casada, fruta prohibida, que le decimos y mi amor fue creciendo, como una
enfermedad maligna, mientras, yo guardaba silencio, como hacen los hombres de bien.
Podría haber seguido, con este amor prohibido, pero un día, descontrolado, por el vino y el buen
comer, perdí la cabeza y en la fiesta le dije mi secreto, imposible de guardar.
¡ Amigo, así es la vida ! Y hoy debo partir, si usted me pregunta porqué la dejo, tendré que contarle la verdad. Mi amor imposible me contestó: *yo también de ti estoy enamorada, tengo
marido, nada podemos hacer*,
Varios días pasaron y mi corazón, sufría con razón, hasta que ayer su marido vino a verme, sabía de nuestro amor y me juró que se mataría, si ella lo dejaba, su vida no valía.
¡ Amigo, soy hombre de bien, no quiero ser culpable de una tragedia, por esta maldita costumbre de enamorarme, sin mirar en quien !
Le agradezco que me haya escuchado. ¡ Permítame un abrazo y me voy para no volver !

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