¡Escucha, escucha con atención!
No son truenos, anunciando la tormenta que traerá el agua
para
bendición de nuestros campos, son balas de cañón que
disparan
a discreción buscando la carne para herir o matar.
Son mis enemigos, son tus enemigos, son los enemigos de la
Humanidad, que asesinan sin piedad, buscando calmar su odio,
su
necesidad a tener más y más.
Busca un espejo en él verás su rostro, que será el tuyo o el
mío o de
Aquel, que hoy o pronto morirá. El espejo no te mentirá y verás
con
asombro que los rostros que veas será como el tuyo o el mío,
todos
igual.
Curiosamente nunca verás un rostro animal; sólo los humanos
somos
amigos de la guerra, cuando perdemos buscamos la revancha
cuando
ganamos buscamos otra guerra que nos haga más poderoso y
menos
humanos.
¡Escucha, escucha con atención!
El sonido de los cañones se están acallando las balas se han
terminado
los soldados han muerto sus jefes lucirán medallas y con
impaciencia
se prepararán para otra batalla. Esa es la humanidad en la
que todos
somos enemigos.
¡Quiero hablarte de paz!
No tapes tus oídos, no amordaces tu boca, quita la venda de
tus ojos y
entonces sabrás quien soy:
¡Soy la paz que llora su fracaso!
Mario Beer-Sheva
“Quien disimula su caridad es doblemente generoso” José
Narosky.-
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