Cuando pueda lo haré; dejaré de pensar en tus besos malditos,
en tu boca de fresa, en tu aroma de joven mujer, en tus
palabras
que en mis oídos sonaban como trompetas celestiales llamando
a la calma, llamando al triunfo, llamando al descanso,
llamando
al placer…
Cuando pueda lo haré; y tu serás la primera en saberlo para
que
juntos o separados festejemos mi libertad, cuando sienta que
mis
alas están listas a volar dejando mi encierro, buscando mi
juventud,
rota la dependencia; me sentiré hombre de verdad…
Cuando pueda, que no será hoy, me sentaré cómodamente bajo
un
frondoso árbol en un parque, o en un jardín, y rodeado de
hermosas
flores y aromas varios y entonces me pondré a pensar…
Cuando pueda sentir en mi cuerpo el cosquilleo del pasado
que quiere
regresar despertando
en mi mente recuerdos del ayer; entonces jugaré
con ellos volviendo al pasado trayéndolos al hoy y así
viviré los años.
Los años de oro los mismos años que cuando fuimos jóvenes la
vida
nos negó, por tu cobardía, la oportunidad de ser feliz…
Cuando pueda, que no sé cuando será, te buscaré, te llamaré
y quizás, solo
quizás, te encontraré y arrodillándome a tus píes te hablaré
de amor perdido
en los laberintos del dolor que tu actitud creo.
Cuando pueda y espero no lo tomes a mal: ¡yo nunca, nunca,
nunca podré
perdonarte el castigo que tu corazón me condenó!
Mario Beer-Sheva
“La vida no es la vida que vivimos.
La vida es el honor, es el recuerdo.
Por eso hay muertos que en el mundo viven
y hombres que viven en el mundo, muertos”
Ricardo Palma.-
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