
Quemé tus cartas, quema las mías y deja que las cenizas sean arrastradas por el viento, del no volver; se perderán en el mar del olvido, tal es así que muchos dirán que nuestro amor no existió. Puede ser que así haya ocurido, que vivimos en un momento de espejismo y de necesidad de creer; creemos en el cielo, sin tener la seguridad de que lo vemos pero no podemos tocarlo o la noche estrellada, sin poder capturar una estrella y tenerla cerrada como un adorno, como muestra de haberla
conseguido, de haberla conservado y al contarlas, en el cielo, faltará una,
que es la nuestra.
¡ Y al morir nuestro amor o morir nuestro cuerpo ! ¿ Deberemos dejarla libre para que vuelva a su manto, junto a su madre luna ? ¿ Acaso morirá
con nosotros y en su lugar nacerá otra ?
Tengo miedo, mucho miedo, que nada de esto sea verdad; sólo nuestra imaginación podrá crear un cielo que no tocamos, tantas estrellas sin poder habitar y una luna, tan hermosa, que sólo sirve para mirar.
Venimos de un mundo de sombras, sin haberlo pedido, vivimos en un mundo que no conocemos y un día partimos sin saber si hemos vivido.
¡ Quemé tus cartas, quema las mías; que nadie diga que vivimos en una fantasía !
Mario Beer-Sheva
" Cuando la pasión es auténtica el amor siempre es legítimo "
José Narosky.-
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