sábado, 26 de marzo de 2011

La Memoria Del Rencor


Puedo ser lo que tu quieras; del lugar que vengo, cada cosa tiene un nombre y evitamos confusiones; el amigo es amigo y el enemigo, no lo es. Tu llámame como quieras, pero ten cuidado con equivocarte, ya que la lengua puede ser la guillotina de tu cabeza. Piensa, detenidamente, que quieres que sea para ti y eso seré.
Si quieres, seré tu novio, dilo y lo cumpliré, si quieres que sea tu amante, con gusto lo aceptaré o quizás me prefieres como marido y en ese rol actuaré.
Pero, recuerda, debes hablar de forma clara para que yo pueda entenderlo y evitar las confusiones y los malos entendidos, que suele traer
problemas, que en el amor no lo debe haber.
Reconozco que no soy muy inteligente, pero poseo buena memoria, que es muy importante y confío en ella con totol seguridad. Cuando empeño una palabra, la defiendo con mi cuerpo y pase lo que pase, no retrocedo
jamás.
Novio, amante, marido; para mi todo es igual, sólo pretendo estar a tu
lado, vivir tu vida, vivir tus noches, vivir tus soles y estar juntos en la vejez; tu tienes la palabra, yo sólo debo escuchar.
Amo a las mujeres, no por su belleza, las amo cuando son fieles y nobles
de corazón, puedes tener defectos, yo también los tengo, infalible no soy.
Sólo algo debo confesarte, nada más que pòr las dudas, junto a mi buena
memoria, duerme un gran rencor; nunca he podido aprender a perdonar una traición.
¡ Tu sabrás que debes hacer !
Mario Beer-Sheva

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