sábado, 19 de marzo de 2011

Amor y Odio


Noches de insomnio, noches sin fin, noches que mi mente divaga, sin descanso, sin consuelo,
buscando la calle, oscura y desierta, buscando
algo que calme mi sed de no pensar, de no recordar, de calmar mi ansiedad del descanso final.
Mi mente enferma, ya no razona y sólo quiere dejar el reproche, dejar el rencor; que la mujer
perversa sembró, en mi y hoy la semilla germinó
cubriendo mi mente, cubriendo mi ser.
De día, encerrado en cuatro paredes, con la compañía de una botella de alcohol; como si eso fuera el consuelo, mientras espero su regreso, del no regresar.
¡ Maldita mujer, maldigo tu nombre, maldigo tu vida, maldigo tu amor !
Y cuando llega la noche, con luna o sin ella, siento tal tristeza, que salgo a la calle, camino, con mi rostro bañado en lágrimas y la esperanza de volverla a ver.
Decirle que la amo y que la odio; tantas noches caminé sin rumbo, como borracho, como lo que soy. Fui un borracho de amor y soy un borracho de
odio; por las penas que me ha causado, por las lágrimas que derramé.
Esa es la historia, señor juez. La amé y después la odié, lo que ignoraba, señor, que mi odio era mayor que mi amor.
¡ Anoche la encontré, anoche la maté !
Mario Beer-Sheva

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