No te vas a arrepentir; cuidaré tu vida sin opinar, velaré
por tus sueños
sin pedir nada a cambio, cuidaré que tus pasos sean seguros
y honestos,
que tus amigos sean de fiar, te guiaré para que no comentas
errores.
Y cuando llegue la hora de amar; pondré toda mi experiencia
para que
elijas el hombre apropiado que te acompañe al altar.
Y si no lo encuentras; déjame que te enamore. Comenzaré
llevándote
flores, pediré permiso a tus padres y saldremos a pasear.
Quizás tomados
de la mano, si es que tu lo apruebas, visitaremos alguna
plaza, hablaremos
del tema que tu indiques y puede ser, solo puede ser, que mi
boca roce tu
mejilla y si tu me permites un beso robar.
¡Déjame que te enamore!
Seré honesto y cuidadoso con mis intenciones; no hablaré de
amor solo querré
enamorarte, que tus ojos se acostumbren a los míos, que mis
palabras suenen
en tus oídos como campanas de un largo y profundo amor, que
conozcas el
aroma de mi perfume, que mis labios te cuenten alguna
historia que debes
saber y no quiero olvidar.
¡Déjame que te enamore!
Poco a poco confiarás en mi; te acostumbrarás a mis pasos, a
mis horarios, a
el calor de mis brazos, a mis besos. Tendré la paciencia del
felino que aguarda
y un día, con toda seguridad, serás tu la que te entregues a
la hoguera del amor.
¡Y entonces, enamorada, serás mi mujer!
Mario Beer-Sheva
“La risa es el lenguaje del alma” Pablo Neruda.-
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