La noche está presente, mi cuarto me espera para el
descanso.
Descanso imposible; mi cama, mi almohada, reclaman tu
presencia
no se resignan a tu ausencia. Tu perfume de mujer dejó el
aroma
de las noches de amor, de nuestros suspiros, de nuestros
jadeos.
Y de tantas promesas que nuestros cuerpos ardientes las
guardan
como secretos del pasado…
Mis pensamientos despiertan a la noche; avasallan mi
descanso y
como fantasmas claman por tu cuerpo, no aceptan tu ausencia
y
una y otra vez gritan tu nombre…
Temo a la noche; ella es verdad sin inocencia, clama por el
día que
deje a las sombras y regresa la mañana despertando del sueño.
La
noche no sabe de mentiras sólo verdades, de antiguos pasados,
que
duele y lastima, sus flechas, que fueron de amor, hoy se
presentan
buscando el corazón buscando la muerte envenenando la sangre
y
matando hasta el suspiro de un enamorado…
El sol se retira; las estrellas presentan la luna, la noche
que todo lo
cubre, me llama a mi cama a llorar mis penas bañado en lágrimas,
con hondos suspiros, hasta hacer mi cuerpo temblar…
Temo a la noche.
¡Mucho más temo al olvido!
Mario Beer-Sheva
“Quien no se emociona por lo simple suele no ser simple” José
Narosky.-
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