domingo, 14 de enero de 2018

**Confesión**






Escucha con atención, ya que esta es mi confesión, que con la mayor

sinceridad te entregaré en el mayor secreto.

Tu fuiste mi primer amor, desde tierna juventud, los años contigo han

sido felices y hoy debo confesarte que me he vuelto a enamorar. El

amor hay veces que es traicionero y ataca sin contemplar. Te confieso

de verdad; al comienzo ignoré porque supo agasajarme conocer mis dolor  y viejas heridas. Calmó mis ansias, aplacó mis miedos, sin pedirlo abrió

 sus brazos ofreciéndome protección y seguridad. Nada a cambio pidió.

 ¡Sospeché de su actitud, pero nada malo encontré!

En poco tiempo fuimos amigos, me envolví en su bandera, conocí sus sueños, compartí sus ansias. Y después de ella me enamoré como la  primera ves. Hoy tarareo su himno y las lágrimas me nublan la visión, y

esas lágrimas, lo confieso sin inhibición, lloro como un niño que encuentra

a su madre perdida y me abrazo a ella con el mayor amor

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Como explicarte, amor de siempre amor de mi vida, que en esta confesión

me sincero contigo al decirte que fuiste, durante muchos años, la dueña de

mi alma joven y tierna y hoy, con más edad, dueña de mi voluntad.

Hasta que ella apareció y robando parte de tu lugar en él se instaló como dueña y señora. Así perdí la voluntad y la comencé a amar.

Hoy dentro mío conviven dos amores, uno eres tu y otro es ella, tu la conoces

Su nombre es patria su apellido Israel.

¡Quiero morir en ella y que nuestros restos abonen la tierra que nos cobijó;

quizás de esta manera devolveremos el amor que de ella recibimos!

Gracias por entenderme.

Mario Beer-Sheva


¡Las leyes condenan al que roba un pan y absuelven a quien roba una ilusión!

José Narosky.-




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