Muchos años han pasado, algunos hablan de siglos, pero yo lo recuerdo, como si hubiera sido ayer.Algo despeinado y desarreglado, lucía mi creador, su frágil letra, que cambiaba como el tiempo, fue el que lo escribió y en su escritura se
notaba su ánimo, que volcaba en el papel.
¡ Poeta, con que amor me escribiste, no te puedo olvidar !
Y hoy, aquí me ven, entre tantos otros libros, esperando en el anaquel.Esperando que una mano, curiosa, quiera tomarme, abrir el libro y leer, lo que aquel poeta sintió y lo trasladó, con pasión y querer.
¡ Poeta, cuando la tristeza te embarga, en tu escritura se nota.! ¡ Te recuerdo tan bien !
Pero atención, veo una niña, aún, que con pasos decididos, me ha tomado en sus delicadas manos y me hojea, como buscando un poema, que sea el consuelo, que sus ojos llorosos, enjuague sus lágrimas y vuelva la alegría a esta niña-mujer.
Que orgulloso, quedé. Compró el libro, lo arrimó a sus labios y en un susurro le confesó:*el amor que por el sentía y que sería de ella para toda la vida*
La niña-mujer sonreía, sus ojos brillaban de felicidad, el libro junto a su corazón, que marchaba más de prisa, seguramente, por la emoción.
¡ Poeta ! En nombre de aquellos, que después de tantos años, ayudaste en el amor, quiero agradecerte por venir del más allá y demostrar que fuiste experto en el amor.
¡ No te podremos olvidar ! ¡ Eres inmortal !
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