Estoy en la orilla, como el día en que te fuiste, estoy en la orilla esperando tu regreso.
En la orilla del mar, esperando verte volver, será como un sueño concedido, te veré salir del agua, con collares de coral y pulseras, de perlas de distintos colores. Tal como lo soñé, en mis noches de dolor y de angustia.
Las gaviotas, asombradas, levantarán vuelo, llevando su graznidos a otras playas, a otros mares, contarán la aventura de haber visto, lo que vieron y otras aves, curiosas ellas, vendrán en bandadas a ver el milagro que un amor consiguió.
Y mientras, tu te arrastras a mi, con tu cuerpo mojado, que se escurre entre las escamas, como
una sirena real, yo gritaré tu nombre para que me veas, en la orilla del mar.
Estoy en la orilla, nuevamente en la orilla del mar y como siempre esperando tu regreso, de las
profundidades, que te fuiste, escuchando voces que te llamaban y tu acudiste, dejándome, con el sabor a sal, del agua de mar.
Te veré convertida en sirena, con tu larga y rubia cabellera y tu sonrisa de bondad, pero estaré
preparado, en el momento que el agua te reclame, tomados de las manos, los dos, dejaremos la orilla y nos hundiremos en la profundidad del mar.
¡Y entonces las gaviotas, nos escucharán decir: nuestro amor en la tierra, nuestro amor en el
mar, todo es amor !
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