Quiero compartir contigo, un secreto, sin igual, que seamos amantes, antes que los años nos consuman. Quiero escuchar tus suspiros, de mujer satisfecha, quiero ver tus labios sonreir, y tus
ojos, con la chispa del goza, te sientas dueña de la alegría, de nuestra forma de amar.
Quiero que escondamos, nuestro secreto de amor, ante los ojos de los hombres y sólo la luna, en las noches de luna llena, esté enterada, de nuestro magnífico pecado. Que es el pecado de amar.
Quiero que mi sueño, no sea un sueño, que sea real y tenerte entre mis brazos, junto a mi, toda la noche, hasta que el lucero desaparezca del firmamente y pueda verte a la luz del día, una vez más.
Quiero dejar de soñar contigo y pases a hacer algo real. No quiero hablar de pecado, el amor no es un pecado, pecado es no saber amar, con alma y vida, a la persona que quieres pasar tu vida. ¡ Eso es pecar !
¿ Acaso no hemos nacido para amar ?
Hemos llegado al mundo, para amar y ser amado. El amor que no se entrega, se termina por perder. Amar es como un ejercicio del espíritu, necesita ejercitarse para no perder su valor.
Hasta el vino añejo, necesita bordalesa de madera, especial, para mantener su calidad.
Nacemos con un amor interior, en nuestro cuerpo y como el buen vino debemos entender que:
¡ Si el envase no es bueno, el vino se vuelve ácido y nuestro amor también !
Mario Beer-Sheva
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