Mi sentir y tu sentir, estan hermanados por las mismas sensaciones, de la muerte del querer. Mis noches son tan tristes como la tuyas, tal vez, Disimulo como tu disimulas, pero nuestros ojos, nos delatan. ¡ Mujer !
Siento lo mismo que tu, voy arrastrando mi dolor, por perder tu amor y hoy, que eres de otro hombre...
¡ Oh Señor, que difícil es esconder, cuando uno ama de verdad !
Yo sufro lo mismo que tu, me atormento, lo mismo que tu, paso las noches en vela, lo mismo que tu y en el amanecer, lo mismo que tu, mis ojos llorosos me recuerdan el error cometido.
Hay días que quisiera estar solo y no lo consigo, el dolor me acompaña, en todo momento, pido piedad y de respuesta, escucho carcajadas, burlonas, que lastiman mi pecho y me gritan: ¿ porqué la dejaste ir ?
Cuando te veo, en una reunión familiar, escuho tu risa, que a nadie convence, miro tus ojos y por ellos, me doy cuenta, la tormenta que tienes por dentro.
¡ La vida maldita que te hecho vivir !
Ëramos jóvenes, muy jóvenes y no sabíamos que esto podía ocurrir. Persigo mi vida, con todos sus dolores, pero créeme, que mi cobardía no quiere ir más hallá...
¡ Y sigo viviendo y sigo pensando y sigo sufriendo !
Y en algunas reuniones, me encuentro contigo y miro tus ojos y escucho tu voz.
¡ Y en mi interior, que nadie lo sepa, pienso si algún día serás nuevamente mía !
¿ Y a ti que te pasa ? ¡ Seguramente lo mismo que a mi !
Mario Beer-Sheva
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