jueves, 11 de agosto de 2011

Médico Especialista



Padre: escúcheme con atención, he decidido abrazar la profesión de escritor y escribir poemas que alivien la pena y cuiden la razón.

Usted quería que yo sea médico y médico seré; pero curaré el alma, sanaré al que sufre de amor, quitaré las espinas que confunden al corazón, dejaré que el aire, de los pulmones, respiran libremente gracias al

amor, transformaré el llanto en risa, recetaré besos dulces, dados con pasión y finalmente, mis enfermos sanarán y una nueva vida al mundo traerán.

Aprenderé a repartir amor, como un remedio contra todo mal; el rencor morirá, el odio no tendrá donde posar, la envidia sera cosa del pasado y las fronteras, no existirán.

¡ Para que fronteras ! El amor será una plaga, que como langosta, en todos lados estará, entrará en la vida de todos aquellos, que amor necesitan y entre besos y carisias, sanará al enfermo, quitará edad a los viejos y educará a los que vendrán.

Padre: déjeme ser poeta, usar mi pluma, con valentía y educación y quizás, pasar a la historia, como el médico que salvó vidas, mató a la guerra y fundó la paz.

Quiero curar a los enfermos que sus cuerpos padecen, el amor rechazado, el insomnio que sin descanso le impide la paz de la noche y espera el día, para volver a sufrir.

Seré poeta, si usted me lo permite y estará orgulloso por mujeres y hombres, que salvaré de la soledad, la amargura y el abandono, la depresión y la muerte final.

Padre: le pido su bendición y que me permita seguir este camino, repartiendo la dicha y enseñando el amor...

*Hijo tienes mi bendición, como ves, las lágrimas corren por mis mejillas.

Tus palabras ya vivien en mi interior*

Mario Beer-Sheva


No es viejo, el que mantiene su fe en si mismo, el que vive sanamente alegre convencido de que para un corazón no

hay edad.

Anónimo.-

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