El anciano, mirando sin ver, a un punto lejano, más
allá del horizonte. Hasta pareciera que sus ojos cerrados estaban dormidos y su mente perdida en los laberintos del sueño, del descanso, del olvido y la paz y sólo una pesadilla podía rondar por su vieja mente cansada, fatigada, en sus últimos tramos de este mundo...
Pero no es así; el anciano recordaba trozos, de su vida en la cual fue feliz y hoy, como una película, dejaba que las escenas pasara por su mente y él, con alegría, gozaba, que ocupa sus pensamientos volviendo el tiempo atrás...
Sentado bajo el árbol, acompañado del trinar de los gorrienes, una sonrisa que en sus labios jugueteaba, recordando su vida pasada y los tiempos felices, que no quería olvidar...
Y así las horas morian y la alegría llegaba a este hombre de edad, que vivió su tiempo junto a su compañera, hasta que ella partió y al quedarse solo y los años pasaron, mientras el iba envejeciendo; pero no estaba solo
los recuerdos volvían a su mente y en ellos encontraba consuelo a su soledad...
En el silencio de la tarde, escuchaba a su propio corazón, eso le avisaba
la vida que en su cuerpo había y le daba tiempo a recordar y ser feliz; la sonrisa que jugaba en sus labios eran signos de tiempos pasados, pero no olvidados...
¿ Que más pedirle a la vida ?
Su corazón se detuvo y él viajó al espacio al encuentro de sus seres queridos...
¡ La sonrisa viajó con él !
Mario Beer-Sheva
El vino consuela a los tristes, rejuvenece a los viejos, inspira a
los jóvenes y alivia a los deprimidos del peso de sus preocupaciones.
Lord Byron.-
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