Si me permites, te pediré un favor, sólo un favor:
¡ Sal de mi vida, piérdete en el tiempo y la distancia !
Que el olvido sea el regalo que me des, por el tiempo que gracias a ti, suspiré, al principio y luego lloré, por el daño, que a mi corazón, le hiciste, hasta arrancarme la piel y dejar mi vida a tus píes.
Yo me iré, tu si quieres quédate, quédate con todo; no
te lo mereces, pero yo merezco tener una vida ordenada, tranquila y en paz.
Tu sólo olvídame, has de cuenta que nunca fuimos amantes, que nunca te juré amor eterno. Yo haré de cuenta que tus palabras, fueron palabras vacías, como así fueron, fueron mentiras, como así fueron.
En mi queda el dolor de una herida, que fue creer en el amor, en tu amor,
comprada con dinero y vendida al mejor postor.
Hoy me siento liberado, como después de un tiempo de cárcel y salí a la calle a buscar un nuevo amor, una nueva compañera, una mujer a mi lado, que yo pueda darle vida y recibir vida, de ella. Conocí a varias; pero
en cada una de ellas veía tu sonrisa, que me producía temor, oía tu risa, que me producía terror, veía tus ojos, que hipnotizaban los míos.
Regresé a mi casa y con llave me encerré; lloré sin consuelo, lloré con un gran dolor y fue en ese momento que le tomé miedo al amor.
¡ Y es por miedo, nada más que por miedo; no me volveré a enamorar !
Mario Beer-Sheva
esta asturiana admiradora de tus sublimes letras nacidas de un alma magna y sensible de poeta, te da infinitas gracias por concedernos el honor de ser testigos de ellas, un besin muy muy grande .
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