Tienes quince años, recien cumplidos y aún no te has asomado al amor. Tu corazón es de una niña,
encerrada en un cuerpo de mujer, buscando el laberinto que te lleve a la vida, que te lleveal amor.
Que sepas, de un beso, de una caricia, de un abrazo, de bellas palabras, que tu alma, no encuentra respuesta, a la descarga que por tu cuerpo pasará. La felicidad estará en tu rostro, igual que el fracaso que en algún momento conocerás.
¡ No temas, niña ! Pasarás por esa etapa, que siempre en ti quedará y será para no olvidar; algunos recuerdos dulces, otros no lo serán, pero la suma de los dos, será tu vida, que tendrás que cuidar.
El amor vendrá en su momento, procura no equivocarte, hay males que se curan y otros son incurables; el amor incurable no se puede olvidar, salvo
que lo remplace un amor de verdad.
Ten cuidado de algunos hombres, que seguramente conocerás; el que no te mira a los ojos al hablarte y sus palabras son recitadas, como una lección que supo aprender.
Ten cuidado del hombre, que al bailar contigo, no escuche la música y crea que tu cuerpo es parte del espectáculo que debe disfrutar.
En algún momento, entregarás tu cuerpo, pero será al hombre que tu eligirás y ese será el hombre, que no te lo pedirá, porque él se ha enamorado de tu mente, alma y corazón.
El cuerpo es el caparazón, que cubre y protege, la verdadera riqueza que guardamos en nuestro ser y estamos dispuestos a entregarlo, que como un príncipe, del cuento aquel, que venga a buscarlo y sea el dueño de él.
¡ Mi experiencia a tus píes !
Mario Beer-Sheva
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