Mis largas noches, sin dormir, acosado por los recuerdos, que
hoy duelen, y no quiere partir, no permiten que mi cuerpo descanse, encuentre la paz para mi alma atormentada.
Sólo me acompaña la ira, la bronca y el rencor. Y nada sirve
para la tranquilidad de mi ser; para la alegría de haber pasado por la vida y amada otras vidas.
La ira de haberla conocido, de haberme enamorado y caer vencido a sus plantas, como un guerrero derrotado.
La bronca de sentirla en mi pecho, de saber que está en mi corazón, que
vive junto a mis arterias, como en una maldición, mientras mis lágrimas, se deslizan por mis mejillas, surcadas, por los años y el dolor.
El rencor, que no afloja, que no sede, que se mantiene intacto, pidiendo venganza, para calmar su sed, para calmar sus ansias.
¡ Ira, bronca, rencor !
Tres palabras malditas, que transforma al hombre y a la mujer, que produce que la vida se haga espesa, para digerir, difícil para vivir.
¡ Imposible para ser feliz !
¿ Que pecado he cometido, acaso enamorarse es un pècado; cuando una mujer y un hombre, se aman, que queda por hacer ?
Que dolor profundo, vive en mi, por quererla, como la quiero y sólo, debo
pensar en : ¡ La Ira, la bronca y el rencor !
¿ Acaso esto es justicia, Señor !
Mario Beer-Sheva
muchisimas gracias magno Poeta por hacernos participes de tus bellas y sensibles letras, un besin muy muy grande de esta asturiana.
ResponderEliminar