Escúchame mujer, aquí te dejo mi renuncia, renuncio a ser tu amigo y confidente.
Llevarte a conciertos, que no me gustan ni los entiendo, ir contigo a una biblioteca a leer libros que ya he leido o a una conferencia que trate sobre la vida de algún filósofo de apellido difícil y más difícil escuchar y entender, su opinión sobre la vida, sobre el amor platónico y a la distancia, no quiero presenciar, nunca más, un conjunto de cuerdas, que no se ponian de acuardo al ejecutar.
Me he propuesto, sabiamente, a no ir a talleres o foros literarios y ver como algunos dormitan y otros duermen y los más audaces, con sus piernas, bajo la mesa, acarician otras piernas, mientras se cuentas cuentos, evidentemente muy graciosos.
Esta es mi renuncia, indeclinable. Acéptamela hazme feliz o cambia tu forma de ser; quiero estar a tu lado, oler tu perfume, acariciar tu pelo,
bailar un bolero, que nuestros cuerpos se provoquen, que nuestros labios se unan y nuestra voz, como un susurro hable de amor. Buscar lugares solitarios, para un beso robar, una caricia dejar, que nuestros ojos, enamorados, se entiendan en el idioma más antiguo que hay.
Y finalmente, que nuestros cuerpos enardecidos, por la pasión que nos convoca, caigan rendidos entre sábanas pintadas de rosa, como si fuera un jardín, mientras la lujuria nos cubre a los dos.
Abre tu cabeza a la inteligencia y te darás cuenta: ¡ Yo sólo quiero ser tu amante !
Mario Beer-Sheva
Haz las paces con tu pasado para que no arruine el presente.
Anónimo.-
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