Te dejé partir, sin saber que hacía; al bajarte del
coche me miraste, con tus bellos ojos, donde se veían
lágrimas a punto de caer y yo ignorando tu dolor, te dejé partir.
Cruzaste la plaza y entraste a tu iglesia a llorar tu pena o a pedirle a tu díos volver el tiempo atrás y no
habernos conocidos.
Ya nada era posible, nos conocimos, nos amamos, grabé, en tu corazón, mi nombre y yo, en el mío, tu cariño, tu confianza, tu enorme amor, limpio y sincero.
Te dejé partir, sin una palabra de consuelo, de esperanza, por compromisos que tenía, pensé que era una manera de darte la libertad que elijas otro hombre que merezca tu amor; que disfrute de tu tierno corazón y que tu puedas casarte, ser feliz, como lo has aprendido en tu religión.
Te dejé partir sin medir las consecuencias de nuestra separación; y hoy, al paso de los años, te lloro como el primer día, grito tu nombre, en el silencio de la soledad, que es el lugar donde vivo, donde pago mi condena, donde busco, en el fondo del vaso, la pregunta que aún arde en mios labios, pregunta que no tengo respuesta:
¿ Porque te dejé partir ?
¡ Yo sabía que te queria !
Mario Beer-Sheva
" Nunca es demasiado tarde para tener una niñez feliz. Pero la segunda
sólo depende de ti " Anónimo.-
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