Acércate hijo, mi voz no tiene la fuerza, que tuvo y quiero tener la seguridad que me escuches con claridad. Acércate hijo, quiero abrazarte y hasta mis
brazos se han achicado; cosas de la edad.
Recuerdo tus primeros pasos, con tus manitas en mis dedos y yo orgulloso, me hacía ver, entre amigos y vecinos, como tu te tambaleabas, pero con algo de
equilibrio te matenías en pie.
Los años han pasado y tu eres un hombre y yo un despojo, de lo que fui y la vida me está perdonando, dejándome vivir.
Me visitas poco, pero no me quejo; hoy has venido, seguramente mi médico te recomendó, tuviste que dejar tus importantes tareas, para hacer una visita a tu padre que ya está listo a partir. No es rezongo, de olvido, es sólo una historia que quiero contarte, para que no te ocurra a ti.
Yo también tuve un padre anciano y los quehaceres de la vida no me permitía, el tiempo, de estar junto a él. Un día murió y un peso cayó sobre mis hombros, un peso que aún vive en mi; como un remordimiento, como una acusación, como una pena que no puedo olvidar,como una deuda, que nunca pude pagar.
Tantas veces le he pedido perdón, como tantas otras, no he escuchado su voz, La muerte al llegar, no sólo se lleva el cuerpo, también los sentidos de sus oídos y la palabra, que sería el bálsamo que alivie el peso del arrepentimiento y del perdón.
Esa es la historia que quería contarte, que sea parte de tu experiencia; tu
tienes hijos, prepáralos para la vida, prepáralos para el amor.
¡ Déjame abrazarte y soñar que eres el bebé, que abrazaba a mi pecho y
sentir el calor de tu cuerpo, que tanto extrañaré !
Mario Beer-Sheva
Llegar a viejo es mejor que la alternativa...morir joven.
Anónimo.-
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