sábado, 3 de septiembre de 2011
Puerto Seguro
Ve en el cielo, navegar la tormenta con sus oscuros crespones, como avisando la llegada de la muerte; el
navegante busca la costa, busca huir de la ferocidad que se hacerca y al
llegar al puerto seguro y siente, la tierra firma, le parece que es el regazo donde de niño, encontraba el refugio a sus miedos, a sus noches, a sus
sombras, hasta que su madre llegaba a su cuarto, lo abrazaba lo calmaba y le hacía ver que ella era el puerto seguro.
El hombre navegante, ya dejó de ser niño, lucha con las aguas; las entiende, pero no con el cielo, cuando toma el color del luto anunciando la
tempestad que anuncia el desastre, que debe buscar un puerto seguro o terminar en el fondo del mar. Su trabajo, de pescador, lo obliga a internarse en el mar profundo, donde la pesca es abundante y el peligro mayor.
Hoy está en altamar cuando el cielo se pintó de negro, cuando apagó el sol y los crespones se fueron juntando, como avisando la tormenta que
busca destrozar, toda cosa que navega y hacerle conocer el fondo del mar.
El pescador, en lo alto del mástil, otea, escudriña, en lontananza y sus ojos buscan la tierra o el puerto de la seguridad. Sus ojos no alcanzan a ver, ya que está muy lejos, mientras el cielo ya está negro, como la noche, sin luna y sin estrellas, en alta mar.
Su grito desesperado, del fondo de su corazón, le grita a las olas, al cielo y al mar:
¡ Madre, donde estás !
Mario Beer-Sheva
pensamientospoemas@gmail.com
No me preocupan los gritos de los deshonestos, de la gente sin escrúpulos y de los delincuentes, más me preocupa, el silencio de los buenos.
Mandela.-
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