Hoy quiero escribirte una carta que te hiera, que
sufras al leerla, que conozcas el dolor que produce las palabras, a un corazón lastimado; quiero que en mi escritura se note la ira, el rencor y que tu llores, hasta que tus ojos queden secos de lágrimas.
Entonces si sabrás de mis penas, de mis interminables noches, conocerás mi sufrir, mi angustia; pero sabes, nada entenderás, porque el dolor que me produces es por mi gran amor, que aún
tengo por ti.
Mi amor es mayor que mi rencor y parecería que acaricio recuerdos que no debería acariciar y recordar. El amor llora pero no desaparece.
El amor es una sensación misteriosa y dificil de entender; cuanto mayor es la traición, el amor más se aferra al corazón herido; envenena su sangre que se mezcla y en la lucha sale venciendo el amor con sus recuerdos, como
aferrándose a un soplo de vida.
Hoy quiero que mi pluma, como una espada filosa, hiera tu alma, nuble tus ojos que te impida leer mis sentimientos y que tu te sientas como la asesina de este gran amor.
Quisiera jurarte que no pensaré más en ti, que remplazaré tu cuerpo con otro cuerpo, hasta que tu imagen se pierda en el tiempo.
Pero no puedo jurar en vano, porque no lo cumpliré; seguiré escribiéndote
para que mi pluma castigue tu alma, como tú castigaste mi corazón.
¡ Si, te juro, que mi alma herida, tiene miedo de un nuevo amor !
Mario Beer-Sheva
Respira profundamente...eso calma la mente.
Anónimo.-
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