Tu estás entre las primeras palabras que aprendí a pronunciar. Y con los años comencé a llamarte por tu nombre, sin saber bien su significado; lo aprendí viendo el odio, el rencor, la revancha, la corrupción y hasta la muerte.
Hace tiempo que he tomado conciencia del valor de tu presencia y los pobres resultados, que se obtienen ante tu ausencia.
Estas en todos los corazones, de hombres y mujeres nobles, algunas veces vives agazapada, en un rincón de nuestro alma, esperando el grito, que te despierte y convoques multitudes, clamando tu nombre, pidiendo a gritos la muerte de tu agresor. Y te veo marchar, como una abanderada sin bandera, al frente de la multitud, que despertando a la realidad, se han dado cuenta que sin ti no vale la pena vivir; que sin ti, el mundo no es mundo, sólo un corral que contiene nuestros más nobles pensamientos e intenciones, como vivir en una cárcel; sin condena, sin justicia, sin perdón.
¡ Somos inocentes, clamamos a gritos y sus armas responden con fuego, apagando nuestras voces y sembrando el terror !
Pero no temas, a ti nadie puede tapar tu voz, porque tu eres la voz del pueblo, eres la voz de Di-s.
Hermoso nombre, que tu tienes, para repetir, para conquistar, para exigir y si es necesario: morir por él.
¡ Libertad, entre los hombres ! ! Libertad, sin cadenas ! ! Libertad en los
corazones !
¿ Que más, podemos pedir ?
Mario Beer-Sheva
No pidas a Di-s una carga ligera para tus hombros; pídele hombros fuertes
para soportar la carga.
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