Despierto a la mañana y mi mente, recuerda algún momento, agradable, que la vida me regaló; bajo de la cama abro la ventana para dejar entrar la luz y el
aire, del verano o del invierno, que renueva el ambiente de la noche que pasó.
Los recuerdos me atropellan, todos quieren ver la luz, mi memoria, con los años, ha perdido el poder de mi mente, que llegue al recuerdo, sin cometer errores; y consternado me doy cuenta, que mi memoria entumecida, le cuesta enfocar la realidad de hoy.
Haber vivido, haber gozado, haber sufrido todo eso en una vida, la mente, con esos cambios, comienza a marchitarse y a producir lagunas, que fueron lágrimas estancadas en nuestro alma y hoy representan el ancla de los recuerdos.
La vida y el gozo, se hunden con facilidad, en cambio, el sufrimiento navega con total impunidad. ¡ Es dificil de entender e imposible de explicar !
Los años, permiten, que la buena vida se pierdan en la distancia y el tiempo y sólo recordamos, lo que no queremosa recordar. Juntos con esos tristes recuerdos, mis ojos se llenan de angustia, que dejo caer por mis
viejas mejillas.
Pero todo es imposible; mis lágrimas se desbordan, mi congoja queda dentro de mi.
¿ Porqué al recordar mi dolor, que tantas lágrimas ha producido, como la corriente del río, no arrastra, mis malos recuerdos, al fondo de mar ?
Mario Beer-Sheva
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