Déjame descansar, en este remanso, después del camino que he recorrido, tan lleno de sombras, donde el sol nunca llega, que llamamos rencor.
Que no tiene retorno, que no tiene olvido, que no tiene perdón.
Déjame descansar, bajo esta sombra, que me recuerda tiempos pasados, tiempos mejores,
tiempos de ayer; no existía el odio, la mala costumbre de jugar con ventaja, de matar la confianza, envenenar el amor.
Déjame descansar, sólo te pido algunos momentos, para que mi alma vuelva a entrar en mi cuerpo y tome un baño de amor y piedad.
Déjame descansar, en este banco, que llamaré el banco de los recuerdos; recuerdos gratos, que vuelven a mi, a este cuerpo viejo, pero sabio, que mucho ha vivido y aún tiene mucho por dar. Quiero hablar con la juventud, que recién salen a la vida, que se enteran que este es el mundo real, que no hay retroceso y que los errores se pagan con tiempo o con sangre, pero el pago es total.
Déjame descansar, tu ve adelante, eres joven y rápida en tu andar; en la
retaguardia estaré cuidando, los pasos que das y con mis pensamientos
guiaré tu andar, para que sea seguro, que puedas sortear los problemas, que la vida nos da.
Déjame descansar, será el favor más grande que puedas hacerme, no estaré solo, mis recuerdos me acompañarán y lentamente, veré como te pierdes
en la distancia y con una sonrisa, mis párpados cubriran mis ojos y la noche será el descanso, esperado y anhelado, que la vida me otorgará.
¡ Déjame descansar, es mi tierra ideal !
Mario Beer-Sheva
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