jueves, 8 de julio de 2010

Perdón a mis Padres


Tengo un arma poderosa, con un poder ilimitado: ¡ soy escritor ! y eso
me da coraje para venir a visitarlos y presentarme ante ustedes, como vuestro hijo mayor.
Padres, ustedes han mujerto y yo vivo estoy. Me acerco a vuestra sepultura para decirles, a viva voz, les pido perdón a los dos, yo creía
que el amor hacia los hijos, venía de la mano del Señor y que él, nos había enseñado que debemos amar a todos los hijos por igual.
¡ Seguramente esta lección ustedes no la aprendieron ! Yo lo desconocía, por eso hoy les pido perdón.
Cuando nació vuestro segundo hijo, fui arrancado de ustedes, por ustedes mismos y pasé a hacer, como en el cuento, el patito, que se debía esconder y esperar de él, que sea grande, trabaje y ayude en la casa, sin opinión ni protesta
Y así fue y así lo escondí y así dejé pasar los años, con la boca callada por venguenza y dolor, dolor
que en el paso del tiempo se trnasformó en rabia y odio. Mi boca callaba y mi corazón lloraba de celos, sin conocer la razón de este desamor.
Hoy lo he comprendido, por eso les pido perdón, desconocía que la capacidad, de vuestros corazones, no tiene espacio, para agrandarse cuando la familia se agranda y todos pueden entrar
en el mismo amor.
¡ Soy escritor !
Y esto me da derecho, a publicarlo, para que se sepe y comente, este extraño y raro desamor. Es
como tomar un rasero y con él buscar el nivel, para que todos los hijos, ocupen, en los corazones de los padres, el mismo cariño, el mismo amor, la misma preocupación, la misma amistad.
¡ Perdón mamá, perdón papá, no sabía lo que ustedes nunca aprendieron !

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