¡ No me mires de ese modo !
Con esos ojos negros, desconfiados y mal hallados, que hace juego con tu pelo, que si la noche no tiene luna ni estrellas, tu pasas desapercibida, como una flor negra, de un ciego.
¡ No me mires de ese modo !
Siempre te he sido fiel y muchas veces te he demostrado, que como amante no hay otro igual. Te amo y te respeto, conozco tu cuerpo de la cabeza a los pies, no puedes pensar que te traiciono, tu eres mi mundo, yo soy tu fiel.
¡ No me mires de ese modo !
Tu eres la dueña de mis horas, de mis días, de mis noches, de mi tiempo. Eres la dueña de mi vida y serás la dueña de mi muerte. Pero te vuelvo a repetir.
¡ No me mires de ese modo !
En tus ojos veo la sospecha, que no debes tener y tus labios están secos, ¿ acaso no tienen sed ?
Tus manos, que me regalaban las carisias, hoy están quietas y yo sin saber. Tu perfume, que abría mi apetito al amor, hoy no lo huelo y el pensar, me pregunto el porque.
¡ No me mires de ese modo !
¿ Acaso has dejado de quererme, tienes otro hombre, otro querer ? Pues dilo, sin titubeo, yo me buscaré otro amor y si tu ya lo tienes, ya no hay nada para hablar.
¡ Veo odio en tu mirada, no me mires de ese modo !
¡ El culpable no soy yo !
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