Si tu me dejarías, que mis ojos entren a tus ojos y buceen en ellos, mientras mi alma, busca tu alma, en tu interior.
Entonces, verías, como nuestras almas, juntas y tomadas de las manos, jugarían el juego del amor.
Ese juego tierno, que enamora a las personas, unen
sus corazones, unen sus vidas, en aras del amor y juntos podríamos festejar, mientras nuestras almas coquetean buscando el
enamorar, como los pájaros en primavera se buscan unos a otros, hasta el
nido formar.
¡ Que felices seríamos !
No más soledad, no más insomnios, no más días perdidos buscando una dicha, que sabemos que no llegará. Recordemos, que para matar la soledad
se hace a pares y cuando uno de ellos muere, el compañero muere también.
Deja que valla en busca de tu alma, hasta lo más profundo, la tome en mis brazos y la traiga a la superficie, al presente, a la realidad. Deja que la dicha desborde de nuestros cuerpos, que nos manchemos de felicidad, que la alegría se desmadre y como olas, gigantes, nos arrastre, por la playa, por la montaña, por el mar, por toda la vida, exhibiendo nuestro arte de amar.
¡ No me digas que no !
Tu soledad y mi soledad, es dañina y maligna, sólo sirven para amargar.
Rompamos el cerco, gritemos victoria y transformemos, esta amargura con
mucha azúcar.
¡ Y tendremos un amor, con sabor a miel !
Mario Beer-Sheva
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