sábado, 19 de febrero de 2011

Confieso

Y cualquier tarde, de estas, en la plaza principal, que la gente concurre, se saluda y demás, me presentaré bien vestido, subiré al palco, para que
me vean bien, tomaré el micrófono, para que se escuche mi voz; los niños harán silencio, los perros, no ladrarán y yo, sereno y en forma sencilla, algo
así les diré...
Amigos, presten atención, hoy quiero confesarme, ante ustedes y matar los rumores, que enturbia mi corazón y me quita la
alegría, de haber conquistado a la mujer, más hermosa, que un hombre puede imaginar...
La dicha ha entrado a mi vida y ustedes, amigos y vecinos, critican mi proceder. Y los veo tan sabios, que después de confesarme, vuestra opinión
escucharé. Vuestros consejos, atento cumpliré y así dejaré que ustedes,
elijan mi futuro, que palabras de honor, que como un soldado aceptaré...
Debo confesarles, que la vi y me enamoré, debo confesarles, que no sabía
que era casada, debo confesarles, que si supiera que era casada, me hubiera enamorado igual, debo confesarles, que ella me ama, con la fuerza
de un ciclón, debo confesarles, que ninguno de los dos podemos vivir separados y los dos queremos vivir y disfrutar de nuestro amor, que más que amor fue una bendición...
¡ Eso es todo, ustedes tienen las palabra ! ¡ Los escucho con atención !
¿ Donde van ? Están abandonando la plaza sin contestarme, con la cabeza
gacha y en silencio, no me dejen, por favor; necesito de vuestros consejos,
ustedes escucharon mi confesión. No escucho vuestros consejos, vuestras palabras, que traerían calma y una solución a nuestro amor indomable, que nos hace tan feliz...
¡ Amada, no hay solución a nuestro problema ! ¡ Hagamos, que la solución
esté en amarnos cada vez más !
Mario Beer-Sheva

1 comentario:

  1. esta asturiana te da las gracias por acaricianos los sentidos con tu bellisimo poema y me gusta mucho la solución que al final se tomo, un besin muy grande.

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