sábado, 8 de enero de 2011

La Música en Mis Manos


Miro mis manos, cargadas de años y en mi vieja memoria, mirando hacia atrás, las
recuerdo ágiles, suaves, inquietas, sobre las teclas del piano, parecían las piernas de una bailarina, en el Lago...
Con suaves toques, como caricias de amante, transformaba el pentagrama en
música soñada, en música romántica, en
música de amor.
Mis manos, a las que con tanto amor cuidaba, de ellas salia el sonido, que
alegraba mi corazón y del público, que en silencio escuchaban; después, sus aplausos, rendian homenaje que nunca olvidarán...
Mis manos recibían, el homenaje, bien ganado, que a ellas dedicaban. Como las manos de un prestidigitador, con sus escamoteos mantenía la
sala en silencio, gracias a su arte, como hipnotizados, por tanta maravilla, por tanto esplendor...
Hoy, que vuelvo a mirar mis manos, las encuentro pesadas, tristes, aletargadas por los años que ellas tienen. Sus palmas, con arrugas nuevas,
sus dorsos, con venas azules, con profundos valles, que como un mapa, que
marca la carretera. Mis nudillos y falanges, con arrugas, que van sumando los años, como los nudos de los viejos robles, que denuncian su edad...
Pero son mis manos, a no dudarlo, educadas, inteligentes, con memoria musical y cuando escuchan una melodía, salen del sueño y atentas esperan
el aplauso del público...
¡ El público, que ya no está !
Mario Beer-Sheva

1 comentario:

  1. tus manos aunque estén arrugadas, son testigos de tus bellos versos lanzados al alba, un besin de esta asturiana que te da las gracias por plasmar tanta belleza en tus poemas.

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