He aprendido, en tierras lejanas, el maravilloso arte de poder guardar en mi pecho, historias, anécdotas,
sensaciones y la gran emoción de haber amado.
Y hoy, que los años han corrido, puedo abrir mi corazón y como un topo dormido, se despierta y quiere recordar, pluma en mano, pasiones pasadas, que no han muerto, sólo están dormidas, esperando el detalle que las haga despertar y escribir y exponer, aquellos que del amor quieren aprender.
Mis recuerdos, que son muchos, es poco lo que necesitan para salir a la
luz. Puede ser el beso robado, la canción romántica, una pareja tomados
de las manos y caminando sin rumbo o simplemente el abrazo enamorado de dos amantes que se buscan, en la multitud y al encontrarse se olvidan de todos y de todo, para estrecharse en un abrazo, como sellando un gran amor.
He aprendido y no lo olvido, el arte del poeta, que compone una poesía,
como el músico una partitura, que nació en su mente y de pronto, buscando la salida, gracias a la pluma, que ágil se mueve, para satisfacción suya y los oídos de los demás.
He aprendido, en mi vida errante y muchas he olvidado; pero nunca podría dejar de hablar de amor, ni siquiera de aquellas, que quedaron en la vera del camino, pero como una muesca en mi corazón.
He amado a todas. ¡ Pero algunas, mucho más !
Mario Beer-Sheva
Amamos las catedrales antiguas, los muebles antiguos, las
pinturas antiguas y los viejos libros, pero nos hemos olvidado
por completo del enorme valor, moral y espiritual, de los
ancianos.
Lin Yutang
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